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La propuesta liga global R360, impulsada por el exinternacional inglés Mike Tindall, ha generado un debate cada vez más intenso en el mundo del rugby. El proyecto, que aspira a estrenarse en 2026, plantea un circuito internacional con ocho franquicias masculinas y cuatro femeninas que competirían en diferentes ciudades del mundo bajo un formato inspirado en la Fórmula 1. Su llegada, sin embargo, podría reducir el peso e importancia de las competiciones tradicionales.

La preocupación más seria proviene de los clubes y sus propietarios. Según explica, los dueños ya cubren pérdidas millonarias año tras año y no están dispuestos a financiar estructuras de formación para que sus mejores talentos terminen firmando por una liga que no ofrece compensaciones ni colabora en el desarrollo de jugadores.

A nivel internacional, la tensión es evidente. Ocho de las principales uniones nacionales han anunciado que cualquier jugador que firme con R360 no será elegible para su selección, un mensaje directo destinado a frenar la posible fuga de figuras del panorama Test. En un deporte donde el prestigio internacional sigue siendo un pilar central, esta medida podría marcar el rumbo de muchas decisiones individuales.

El impacto potencial sobre el rugby femenino preocupa aún más. Las cuatro franquicias femeninas previstas necesitarían más de un centenar de jugadoras de élite, un volumen que podría vaciar ligas emergentes como la Premiership Women’s Rugby.

Mientras R360 asegura que busca modernizar el deporte y atraer nuevos públicos, todavía no cuenta con el respaldo de World Rugby. El desafío ahora es determinar si este proyecto innovador podrá coexistir con las estructuras actuales o si, por el contrario, terminará restando fuerza y visibilidad a las competiciones que sostienen el rugby mundial.

Por admin

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